Montreal, 18 de julio de 1976. Un silencio denso envuelve el estadio. No es el silencio de la espera, hay ansiedad y presión, mucha presión. Una niña diminuta con el cabello recogido y una expresión de concentración absoluta se acerca a las barras asimétricas. Se llama Nadia Comăneci, nació hace 14 años en Onești, una pequeña ciudad de la región industrial del este de la Rumania Comunista de Ceaușescu. y su nombre está a punto de convertirse en el símbolo de la perfección.
Esta hija de un obrero industrial y una ama de casa se impulsa con una fuerza que desmiente su tamaño, se eleva y gira en el aire con una fluidez imposible. No hay un solo músculo fuera de lugar. Cada transición, cada vuelo entre las barras de metal, es una declaración de control absoluto. Su cuerpo es la gracia en movimiento, una sinfonía de giros perfectos y transiciones que se suceden tan naturales como camianar o respirar.
El público, que antes estaba alborotado, ahora está en completo silencio, hipnotizado. No hay una sola duda en su mirada. Su cara, seria y enfocada, no revela la tensión, ni miedo, ni alegría.
Cuando aterriza casi no se escucha. El mundo que la vé contiene la respiración. En los tableros electrónicos, en lugar del esperado 9.9, aparece un 1.00. No es un error del sistema.El locutor anuncia con asombro: "Es un 10.0...".
En ese instante, el número en el tablero no solo cambió el marcador, sino que reescribió la historia del deporte. Nadia Comăneci no solo había ganado una medalla; había demostrado que la perfección había dejado de ser un concepto abstracto.
Hola, buen domingo! Soy tati y espero que hayas disfrutado mi narración. Vi muchísimas veces el video de la actuación de Nadia para hacerla lo más precisa posible. Es algo increíble la verdad. Pero, ¿qué hay detrás de esa perfección que se vuelve leyenda? La idea de este newsletter surgió por un libro que estaba leyendo mi novia: "La pequeña comunista que no sonreía nunca" de Lola Lafon. Ahí la autora invita a mirar más allá del brillo de la medalla, más allá del número mágico. Nos muestra a una Nadia que, a pesar de su increíble talento, era un instrumento, un símbolo de la rigidez de un régimen. Su cuerpo, aunque libre en el aire por unos segundos, estaba condicionado por una disciplina que, paradójicamente, le robó la espontaneidad, la alegría genuina, incluso la libertad de una sonrisa.
Y en Zapiens por supuesto que esa historia nos interpela profundamente. Al igual que había una sistema buscaba moldear a Nadia a una perfección impuesta, nosotros vivimos esas presiones a escalas mínimas pero constantes. Quiero ir un poco más lejos que hablar solo de nuestro villano favorito, el calzado tradicional. Ya sabemos. Nos quita la libertad de sentir, de adaptar, de fortalecer nuestros pies de forma natural. Nos aísla del terreno, creando una falsa seguridad que, a la larga, nos vuelve frágiles. Pero también podemos hilar más fino. Este espacio pretende ser más de reflexión que de difusión.
Cómo sabrás, es un año con muchas cosas para nosotros. En lo personal estuvimos llenos de desafíos y como si faltara más nos sumamos uno enorme que mezcla lo personal y lo profesional: la maratón de 42 km de Atenas.
Escribo esto mientras me encuentro realmente frustrado porque por una sobrecarga en el tendón (a la que debí haber prestado atención cuando empezó el dolor en vez de continuar forzando mi cuerpo) voy a estar nueve días sin entrenar, que tan cerca de la maratón es mucho tiempo.
La historia de Nadia me inspira a pensar que a veces mucho peor que un entrenador exigente y brutal o hasta un régimen dictatorial podemos ser nosotros mismos en cuanto a presión se refiere. Ningún ojo está tan entrenado en ver lo que nos falta o lo que deberíamos hacer.
Por eso también quise aprovechar la ansiedad de no poder correr para escribir y también para pensar. Nosotros decidimos exponer este proceso, tanto de físico y mental de correr una maratón en barefoot como productivo de hacer una zapatilla deportiva de cero a todo el mundo. Eso no nos tiene que sumar presión sino por el contrario, alentar a seguir por el apoyo que recibimos.
Les dejo el link por si no saben de lo que estoy hablando (siempre puede pasar) y les agradezco mucho todos los comentarios que nos dejan con apoyo, aportes y lindas palabras para hacerlo juntos de la mejor manera, que es disfrutándolo.
https://youtu.be/3mvewD2MuCw
Un abrazo,
Tati