Hola! Acá Tati.
Voy a ir directo a lo qué debés estar pensando: ¿Cómo que odias caminar descalzo; qué te pasa?
Bueno, deberé explicarme pero en cierto modo sí. Caminar descalzo implica un grado de imprevisibilidad y a mí en general me gustan las cosas previsibles, palpables, estimables.
Una cosa es sacarse las zapatillas en un jardín para estar un rato en contacto con la tierra y poder sentir el frío del pasto en la planta de los pies, eso nos encanta a todos. Pero otra distinta es recorrer una distancia. Porque no sabemos qué vamos a pisar ni con qué nos vamos a encontrar. Caminar así implica estar prestando constantemente atención a dónde se apoya cada paso.
Podemos pisar en algún lugar sucio o en el peor de los casos peligroso. Entonces ante una actividad que ya teníamos automatizada y que podíamos hacer normalmente sin pensar ni tomar conciencia nos vemos obligados a sumarle un estrés extra. El estrés de la conciencia y el presente. El estrés de estar pendiente a cada paso. |
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¿Por qué estrés del presente? Claro, ahora hay nuevas informaciones que nuestro pie envía al cerebro sobre lo que percibe al pisar. Cuando estamos acostumbrados a una suela que aísla a nuestro pie del piso, ¡también aísla a nuestro cerebro!
Tenemos la tranquilidad de no enterarnos. Podemos pisar casi cualquier cosa sin darnos cuenta. De hecho, te invito a pensar lo siguiente: ¿Por dónde pisaste en la última distancia que recorriste? ¿Qué baldosas eran? Muy difícil de recordar. En fin, ese aislamiento es en algún sentido la tranquilidad de poder ignorar.
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A todo esto, no entré en detalle sobre algo de lo más engorroso. Caminar descalzo también nos hace un poco más vulnerables frente a los imprevistos. ¿Y si llueve? ¿Si llega a caer granizo? ¿Si hace demasiado calor y el piso quema? Vamos a tener que elegir por dónde vamos también según el estado del suelo. Tomar decisiones, por pequeñas que sean, también cansa.
Estas son algunas características de la dimensión general del barefoot como concepto. Pero cuando lo abstracto toma contacto con el mundo real se reduce a las muchas experiencias particulares. En mi caso puntual, se vuelve algo particularmente estresante. Acá arranco con mi particular experiencia.
Yo, Tati, trabajo en relación dependencia hace diez años. Estudié abogacía sin ser algo que me apasionara especialmente pero porque era lo más seguro, dentro de las opciones que barajaba, en cuanto a salida laboral. Compro el almuerzo todos los días en el mismo lugar del centro. Me duermo todos los días a la misma hora. Salvo los miércoles porque juego al fútbol. Te darás cuenta, no me gustan las sorpresas. |
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¿Por qué entonces caminar descalzo? Bueno, yo quería que entendieran que es un esfuerzo que me cuesta inmensamente más que otros - no tengo problema en madrugar, por ejemplo - pero que no por eso deja de valer la pena. Al contrario, creo que siempre vale más ir hacia dónde nos queda más lejos. Caminar descalzo es la única manera de dejar huella. Por lo menos una propia. Saliendo nuevamente de la abstracción, después de trabajar de una forma previsible durante varios años, en Enero del 2025 renuncié a mi trabajo para dedicarme tiempo completo a Zapiens, así que verdaderamente empiezo a caminar descalzo.
Cuando con Fede invertimos nuestros ahorros en materializar la idea de empresa distinta fue un salto importante pero en mi psiquis la idea de quemar las naves verdaderamente se hizo presente al enviar la renuncia a un trabajo estable en el que invertí muchísimos años de esfuerzo y formación muy específica. Así que podremos decir - Fede renunció el mes pasado - que este 2025 será totalmente barefoot para nosotros.
Por último, sobre todo para dejar de exprimir la metáfora, quisiera hacer una reflexión final. Caminar descalzo no es caminar solo. En tiempos donde las redes sociales nos ofrecen constantemente consignas individualistas no puedo imaginar la concreción de esta empresa sin el trabajo desinteresado de nuestra familia y nuestros amigos y el compromiso y talento de nuestro equipo de trabajo. Desde la preventa nuestros padres y familiares nos prestaron sus casas y oficinas como depósitos, ayudaron a embalar y despachar y atendieron a varios de ustedes para hacer cambios. Flor y Vicky hicieron de tantas cosas que sería injusto enumerarlas, no solo en sus tiempos libres.
Nos encontramos con una comunidad que excedió la relación empresa - cliente para volverse realmente parte del desarrollo y devenir de Zapiens, exigiendo y comprendiendo las veces que fuera necesario. Por último, van a encontrar a nuestros amigos y amigas actuando en todas nuestras producciones audiovisuales. Además de saber lo afortunados que somos, es un compromiso para devolver a la sociedad algo de lo recibido. |
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"Nos encontramos con una comunidad que excedió la relación empresa - cliente para volverse realmente parte del desarrollo y devenir de Zapiens, exigiendo y comprendiendo las veces que fuera necesario.. " |
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Estamos profundamente agradecidos de contar con su acompañamiento, apoyo y, también a veces, paciencia.
Gracias por ser parte de ZAPIENS. |